domingo, 1 de mayo de 2011

Maritza, la mujer de los latidos que se sienten en sus piernas.

Desde que Maritza se enteró que padecía de retinitis pigmentosa, su vida cambió dramáticamente.

La depresión que sintió en el año 2003 a sus 24 años fue quizás el acto más inesperado en su existencia. Oriunda del municipio de Argelia, en el oriente de Antioquia, reconoce el duro golpe que su enfermedad le duraría para siempre.

“Durante 2 años me la pasé llorando con mi familia y también con mi hijo. Estuve casi todo el tiempo encerrada con mi hijo y no me daban ganas de salir ni a la esquina” asegura Maritza con mucha melancolía, justo antes de iniciar su entrenamiento.

Como Elkin Serna, Maritza Arango Buitrago tuvo que salir de su hogar, debido a los flagelos de la guerra en Colombia. Luego de estudiar en la escuela Marco Fidel Suárez, llegó a la capital antioqueña, víctima del desplazamiento forzado.

En Medellín las cosas no fueron fáciles, como nos lo contó “Llegamos al Popular Número Dos y le vendíamos a todo el mundo en una tiendita pequeña, pero un día llegaron unos hombres y nos dijeron que si lo hacíamos con el ejecito tendríamos problemas”.

Pero con más empuje, tenacidad y amor que cualquier otra cosa, Maritza pudo encontrar salida a todos sus problemas con la Unión Nacional de Limitados Visuales, lugar en donde pudo ser más independiente, aprendio el Braile y el Jaws, un programa novedoso del computador que sirve como lector de pantalla para ciegos o personas con visión reducida.

Fue entonces el momento en que su vida cambió de rumbo para darle a ella y su familia un tinte distinto a sus 32 años de edad.

Pues en julio de 2008 su vida cambió gracias a una invitación de su gran guía y colega deportista Juan Guillermo Rodríguez, quien la incluyó al mundo del atletismo.

“comenzando fu muy difícil porque me dió miedo caerme, aporrariarme y terminaba como mal, pero después le fui cogiendo cariño. Por todo eso solo a los tres meses ya estaba compitiendo en unos Juegos Nacionales en Cali, inclusive gané una de oro en 400 mts.” Expresa esta deportista discapacitada, con alegría y orgullo de representar bien a su tierra.

Ella que es la tercera entre ocho hermanos de la familia Arango Buitrago hija de don Gustavo y doña Romelia tiene hoy a su hijo de 11 años, quien recuerda todo lo que tuvo que vivir junto a su madre.

“a mi mamá le daba mucho miedo cuando llegamos a Medellín, pero me siento todo feliz de verla tan veloz cuando la veo correr” asegura Juan Esteban entre carcajadas.

Lo mejor estaba por venir. Pues esta antioqueña estuve representando a la región y el país en los Suramericanos y en los Mundiales en Nueva Zelanda, donde gané algo histórico para ella y para toda Antioquia. Un nuevo cupo para los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.

Fue algo que la marcó para siempre y que dejo en evidencia que sus latidos se perciben en sus piernas, el don escogido para combatir las secuelas de la guerra.

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